Las cosas, por su nombre.

Escuchar a Norberto Rivera Carrera, siempre me devuelve la fe en la iglesia católica como institución. Los personajes públicos en México acostumbran interponer una barrera de corrección política entre sus opiniones y nosotros. No es ese el caso de los jerarcas de la iglesia. En esa institución, las cosas se dicen por su nombre y con todas sus letras:

Son “verdaderos prostitutos y prostitutas de la comunicación”

Está bien que dedique 25 horas de cada día a desprestigiar a cualquiera que huela a izquierdista, aunque, la verdad, no creo que fuera necesario decirle tan feo a Pedro Ferriz de Con.

Los periodistas, dijo Rivera a las reclusas del penal de Santa Martha Acatitla, "no matan el cuerpo del hombre, pero es una víbora que mata la fama de los demás", y lamentó que las reas estén en prisión mientras que los comunicadores que destrozan reputaciones están afuera.

Si todavía viviéramos en una época decente, como aquellas en las que la iglesia estaba por encima del poder político, los que acusan a los sacerdotes pederastas estarían en las mazmorras de la inquisición, en tanto que Juana Barraza (la mataviejitas) y Sandra Ávila Beltrán (la reina del Pacífico) serían candidatas al proceso de canonización.

Algunos periodistas acusan de cobardìa al cardenal. "Es una declaración lamentable, desastrosa, y que muestra la impotencia de un personaje (el cardenal) que no ha querido asumir su rol, y que está viendo deteriorada una imagen", dijo el experto mexicano en temas de religión Bernardo Barranco a la emisora W Radio.

La verdad es que el cardenal está sentando cátedra en materia de congruencia. Si la política de la iglesia es separar a los pederastas de su ministerio, sin revelar sus nombres ni denunciarlos a las autoridades civiles ¿Por qué tendrían que dar los nombres de los periodistas prostituidos?

Se dice el pecado... y se esconde la mano.

El vocero de la Arquidiócesis explica los motivos por los que Norberto Rivera calificó de prostitutas a comunicadores. El problema es que la palabra “prostitutos” suena muy fuerte, sin embargo no debemos tener miedo a usar las palabras cuando es necesario. Jesucristo usó palabras muy fuertes al atacar a los fariseos.

Esa es la mejor declaración. ¡Ya basta de tanta corrección política! No hay que evitar usar palabras duras para decir las cosas: La Iglesia Católica es una institución que vive de engañar a la población, y para sostener su influencia no ha dudado en recurrir al uso abusivo del poder y a aliarse con los peores tiranos de la historia; y el cristianismo es una amenaza. La amenaza de mandar al infierno a quienes no piensen como ellos.